viernes, 18 de septiembre de 2020

 ¿Quién no tiene un termómetro en su casa o quién no lo ha visto o utilizado alguna vez?


Los termómetros son instrumentos muy comunes en nuestra vida diaria y hay de muy variados tipos.

Seguramente los que se ven más comúnmente, sean los que presentan un tubo de vidrio que contiene un líquido en su interior que se dilata o contrae con los cambios de temperatura. Este líquido puede ser mercurio, alcohol coloreado, etc.


Adentro contiene un pequeño depósito con el líquido, conectado a un tubo muy fino por el que se eleva la sustancia en contacto con los objetos.

Estos termómetros funcionan por una propiedad que presentan los líquidos que se dilatan al aumentar la temperatura y se contraen cuando disminuye.
Cuando aumenta la temperatura, el mercurio o el líquido coloreado se dilata y sube por el interior del tubo.

El que se usa para tomar la fiebre, se le llama termómetro clínico.

Presenta en su bulbo un líquido llamado mercurio, que cuando se coloca en la axila, mide la temperatura que el cuerpo le transfiere.

Los termómetros no miden la temperatura de un cuerpo u objeto. Realmente lo que hacen es medir su propia temperatura.

"La cantidad que nos dice qué tan caliente y qué tan frío está un objeto en comparación con una referencia es la temperatura".*

La temperatura es la medida del calor que presenta un objeto.

El calor es energía en tránsito.

Este siempre se transmite desde un cuerpo caliente a otro más frío, nunca al revés.
En todo sistema material el calor circula desde donde hay más a donde hay menos. ¿Por qué hace esto?

Porque todo sistema busca un equilibrio térmico.

Por ejemplo, ¿alguna vez has tratado de calentar tus manos acercándolas a una taza que contiene un líquido caliente como muestra la figura?

¿De dónde viene el aire caliente que llega a tus manos?

Al colocar un termómetro debajo de la axila, se siente frío, ya que presenta menos calor que el cuerpo.

Lo que hace el cuerpo, es transferirle calor al termómetro, hasta que el termómetro y el cuerpo lleguen a un equilibrio térmico.

Al calentarse el mercurio que está dentro del bulbo, este metal líquido se dilata y aumenta, subiendo por el fino capilar, hasta marcar la temperatura.

Así es que en realidad, lo que marca el termómetro, no es la  temperatura del cuerpo, sino la de él mismo.

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